Vitaminas y sales minerales
“Cuando bebo jugo de naranja natural, pienso en mi bebé, ¿aprovechará todas estas vitaminas? ¿Acaso son útiles para mi bebé el zinc, el magnesio y el flúor presentes en mis alimentos? Quiero darle todas las ventajas posibles a mi bebé, ¿puedo tomar suplementos de vitaminas?”.
Las vitaminas y las sales minerales son indispensables para sustentar tu organismo y tu embarazo, así como al bebé. Algunas vitaminas se almacenan en los tejidos grasos del organismo y no es necesario suministrarlas cada día, son las vitaminas conocidas como liposolubles (A, D, E, K), porque se encuentran en las grasas de tu alimentación… Un motivo válido para no disminuir tu consumo de materias grasas. Un conjunto de otras vitaminas no es almacenado y deben ser provistas por tu alimentación cada día. Cada una de ellas tiene su papel en el funcionamiento del organismo y pasará en una cantidad adecuada hacia tu bebé, atravesando la placenta mediante la circulación feto-placentaria.
El alfabeto de las vitaminas
La vitamina A es esencial para el organismo, la visión y para el funcionamiento celular. Participa en la integridad de la piel y mucosas y en el funcionamiento del sistema inmune. Los aportes aconsejados de vitamina A son cubiertos en general por la dieta, pero pueden presentarse problemas debido a la absorción de cantidades excesivas de esta vitamina provistas por preparaciones farmacéuticas que pueden contener dosis elevadas y que se ingieren por largo tiempo. Esto puede ser tóxico para el bebé, en especial durante el primer trimestre del embarazo y por lo tanto, debes tener cuidado al consumir algunos tipos de suplementos. Esta vitamina está presente en la leche y sus derivados, como la mantequilla, los huevos, el pescado y el hígado de diversos animales. También aportan cantidades significativas las verduras tales como las espinacas, el perejil, la lechuga, el tomate y la zanahoria, donde está presente como beta-caroteno, un precursor de la vitamina A.
Las vitaminas del grupo B (B1, B6 y B12) participan en el metabolismo energético y contribuyen al funcionamiento del sistema nervioso. Naturalmente, tus necesidades se ven cubiertas por una alimentación balanceada que comprende cereales integrales, verduras, carnes, pescados, lácteos y huevos. Los régimenes alimenticios restringidos, como algunas dietas vegetarianas estrictas, pueden provocar carencias, especialmente de vitamina B12 y de hierro.
La vitamina C es necesaria para el buen funcionamiento del sistema inmune. Además es un antioxidante natural que contribuye a proteger a las células de los radicales libres. Es esencial para el metabolismo. También facilita que el hierro se absorba mejor a nivel del intestino y tiene un papel importante en la reparación y cicatrización de los tejidos. Tus necesidades estarán suplidas por las verduras verdes y las frutas frescas de tu alimentación. El consumo de más de un gramo de vitamina C al día puede ser dañino para tu bebé porque puede disminuir la absorción del magnesio, zinc y cobre, y además genera un riesgo considerable de que al nacer y no recibir la vitamina en estas cantidades, se genere un síndrome de carencia.
La vitamina D contribuye a la mineralización del esqueleto. (Ver la ficha "Calcio y vitamina D"). La vitamina E tiene un papel importante como antioxidante, protegiendo a los ácidos grasos esenciales y a las membranas de las células, que están compuestas en gran medida por lípidos. Tus necesidades de vitamina E y las de tu bebé quedan satisfechas con lo que proporciona una alimentación normal: esta vitamina está presente en la leche, la mantequilla, los aceites vegetales, el germen de trigo y las verduras.
La vitamina K es importante para la coagulación normal de la sangre. Tu alimentación la suministra a través del consumo de verduras como el brócoli, la coliflor y los repollitos de brusselas, etc. y tu cuerpo la fabrica con la ayuda de las bacterias residentes que ocupan tu intestino grueso.
La vitamina E tiene un papel importante como antioxidante, protegiendo a los ácidos grasos esenciales y a las membranas de las células, que están compuestas en gran medida por lípidos. Tus necesidades de vitamina E y las de tu bebé quedan satisfechas con lo que proporciona una alimentación normal: esta vitamina está presente en la leche, la mantequilla, los aceites vegetales, el germen de trigo y las verduras.
Sales minerales
Los glóbulos rojos requieren hierro para formar la hemoglobina (Ver la ficha "Hierro”). El zinc es un mineral que participa en los mecanismos de la multiplicación celular. Una alimentación que incluye proteínas animales y lácteos, suministra en forma natural las necesidades de zinc ligadas a tu embarazo. Las dietas carenciales, especialmente las vegetarianas extremas, pueden estar asociadas con el riesgo de que el bebé nazca con un peso bajo y con algunos problemas del funcionamiento del sistema nervioso central. Si fuera necesario, tu profesional de la salud te recetará un suplemento de zinc para prever estas carencias.
El yodo contribuye al buen funcionamiento de la glándula tiroides; este elemento se encuentra en los mariscos y pescados, aunque una alimentación normal y el uso de pequeñas cantidades de sal yodada son suficientes para cubrir todas las necesidades del embarazo.
El flúor es el mineral que endurece el esmalte de los dientes. Participa en la mineralización de los dientes de leche del bebé, desde el cuarto mes de embarazo; esta prevención de las caries solo se aplica a los dientes de leche, puesto que los dientes definitivos solo comienzan a mineralizarse poco tiempo después del nacimiento. La eficacia de la prevención de las caries en la mujer embarazada, mediante su administración como suplemento no ha sido probada. Algunas fuentes naturales de flúor son el té, el pescado, la espinaca, la lechuga y la manzana.
El sistema nervioso necesita magnesio. Según diversos estudios, las cantidades suministradas por una alimentación mixta corriente deberían ser suficientes para suplir tus necesidades durante tu embarazo, como asimismo las de tu bebé. Lamentablemente, las fuentes naturales de magnesio son frecuentemente evitadas porque se las percibe como demasiado ricas en calorías: chocolate, frutos secos, legumbres secas y quesos maduros. Pero, ¿por qué te vas a privar de ellas, si controlas las cantidades?
Si tu médico juzga que es pertinente, tal vez te recete algún complemento que contenga magnesio.
El calcio es el mineral característico de los huesos y los dientes (Ver la ficha "Calcio y vitamina D"). El selenio es un potente antioxidante que actúa en conjunto con la vitamina E y es necesario para el funcionamiento del sistema inmune. Se encuentra en las arvejas, lentejas, cereales (especialmente en el trigo), pimientos rojos, ajo, carnes, hígado y yema de huevo. "Hierro”). El zinc es un mineral que participa en los mecanismos de la multiplicación celular. Una alimentación que incluye proteínas animales y lácteos, suministra en forma natural las necesidades de zinc ligadas a tu embarazo. Las dietas carenciales, especialmente las vegetarianas extremas, pueden estar asociadas con el riesgo de que el bebé nazca con un peso bajo y con algunos problemas del funcionamiento del sistema nervioso central. Si fuera necesario, tu profesional de la salud te recetará un suplemento de zinc para prever estas carencias.
¿Son necesarios los complementos?
¿No será más sencillo confiarse en las vitaminas que se venden en las farmacias?
En efecto, existen combinaciones de vitaminas y minerales especialmente preparadas para el embarazo. Pero los especialistas están de acuerdo en que más vale reservarlos para casos especiales de embarazo con alto riesgo de carencias y solo bajo receta médica. Tu médico podrá aconsejar alguno si, por ejemplo, estás esperando mellizos, si has tenido embarazos muy seguidos, si comienzas tu embarazo estando mal nutrida, si eres vegetariana o estás restringiendo tu ingesta de calorías. Asimismo, puedes requerir uno de estos suplementos después de un largo lapso de contracepción oral (anticonceptivos).
En los demás casos, una alimentación normal variada y balanceada, es suficiente para suministrar todo lo que tú y tu bebé necesitan. El cuidado que pongas en tu alimentación es la ocasión para que te cuides y cuides de tu bebé: aprovéchala desde ya. Sin embargo, si te tientan los cócteles de vitaminas, ten cuidado y menciónaselo primero a tu médico, con el fin de evitar asociaciones y sobredosis peligrosas para tu hijo.
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