El reflujo durante las primeras semanas de la vida
Si tu bebé vomita o regurgita sin causa aparente, no te asustes porque es normal. Probablemente se trate de reflujo gastroesofágico fisiológico o de desarrollo, habitual en los bebés durante las primeras semanas de vida. Sin embargo, no olvides siempre consultar con tu pediatra.
El reflujo gastroesofágico fisiológico es la irritación del esófago, producto del contenido ácido que asciende desde el estómago hacia el esófago y se produce durante las primeras semanas de vida a causa de falta de maduración del esfínter gastroesofágico, que es una pequeña válvula que impide que el contenido gástrico se devuelva al esófago.
Esta situación es tan normal que hasta un 80% de los bebés lo presentan durante las 3 ó 4 primeras semanas de vida y al cabo de los 3 meses, alrededor del 90% de los lactantes lo supera.
A diferencia del reflujo patológico (que requiere mayores cuidados), en el de tipo fisiológico el único síntoma que presenta es que el niño vomita más o menos, como lo hacen todos los bebes e, incluso, es raro que sean vómitos explosivos, generalmente son regurgitaciones, es decir, devoluciones escasas de contenido a la boca desde el estómago. Para reducir las molestias, es aconsejable tomar las siguientes medidas:
- Mantén a tu bebé con la cabeza siempre más alta que el tronco.
- Hazlo dormir sobre el lado izquierdo.
- No le coloques ropa muy ceñida (especialmente los pañales).
- Sácale con calma los gases.
- Instrúyete acerca de la dieta alimentaria.
- Que no realice mucha actividad física después de alimentarlo.
De mayor complejidad
Es importante destacar que también existe el reflujo gastroesofágico patológico, que requiere más que estas indicaciones. Este se reconoce por síntomas, como: compromiso de talla y peso, irritabilidad, rechazo del alimento, llanto, problemas respiratorios graves y recurrentes, episodios de apnea. Esto requiere tratamiento médico, con el fin de evitar mayores complicaciones.
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