La clave para una vida sana es un comienzo sano
Formar hábitos alimenticios desde la primera etapa de vida de los bebés, es clave para que éstos tengan un buen desarrollo y un crecimiento sano.
Y es que la salud futura de los niños depende en gran parte de esto. Enseñarles a comer sano desde pequeños puede evitar futuros problemas de obesidad, hipertensión y diabetes, entre otros. La tarea de educar en esta área no es fácil y recae principalmente en los padres. Aquí, una guía para ayudarles a hacer esta labor más sencilla.
Una de las bases para ser buenos padres es lograr formar hábitos de conducta en sus hijos. En todos los ámbitos de la vida, ya sea en la alimentación, en la manera de relacionarse con otras personas o a la hora de dormir. Todo esto depende de los mismos papás, quiénes tienen la difícil misión de inculcar hábitos adecuados desde el momento en que sus pequeños nacen.
Los niños no saben lo que es bueno y malo, sólo tienen claro lo que quieren y lo que no quieren. Según los especialistas, recién en la etapa de la pubertad, los niños empiezan a entender lo que es correcto y lo que no. Antes de esto, todo lo que hacen es lo que aprenden de sus padres. Los papás tienen que tener la capacidad de guiar a sus hijos sobre lo que es correcto y ser siempre consecuentes. Por ejemplo, si el pequeño reclama porque quiere comer a deshora unas galletas, es normal que lo haga porque él no sabe lo que le hace bien y mal. Es en ese momento cuando los padres deben decir no, aunque cueste. Así el niño va a aprender y se le creará el hábito de no comer a deshora, pero principalmente aprenderá a reconocer que sus padres no le mienten.
El organismo de los niños se empieza a constituir desde antes de nacer, hasta avanzada la pubertad. Los padres deben procurar ayudar en la formación de un buen organismo para sus hijos, para que en el futuro no se presenten enfermedades a edades precoces, como hipertensión, diabetes u obesidad.
A continuación una serie de consejos para ayudar a los padres a crear buenos hábitos alimenticios en los pequeños:
- Lo más importante en relación a la comida es preocuparse siempre de 2 cosas: calidad y horario.
- La hora de la comida debe ser en un ambiente grato. Sin distractores como la televisión, ojalá siempre en el mismo lugar y sin estridencias. Sobre todo cuando empiezan a caminar, pues es en la etapa que están más inquietos.
- Nunca usar la comida como premio o castigo.
- No hay que insistir de más cuando el niño no quiere. Si no, el proceso de comer se vuelve desagradable y los pequeños comienzan a generar un rechazo hacia la comida.
- Hay que respetar las porciones que ellos desean comer. Los pediatras dan a los padres un promedio de la cantidad que el niño debe comer. Hay que entender que hay márgenes y, por lo tanto, pequeños que comen un poco más y otros un poco menos.
- Picar entre comidas está prohibido. El cuerpo se acostumbra a procesar alimentos a ciertas horas, momento en que la máquina metabólica es más eficiente. Si se ingieren alimentos a deshora, esto queda fuera del proceso de eficiencia del metabolismo y la comida se transforma principalmente en grasa. Además esto dificulta la regulación de la cantidad de lo que se come. Por eso es tan importante el horario.
- Si el niño está bien de peso y come todas sus comidas a la hora y aun así pide una merienda o colación, esto no es hambre, es un mal hábito.
- Es importante darles a los niños una alimentación balanceada y diversa. Muchas veces se produce neofobia, que es el rechazo a alimentos nuevos. Los bebés no quieren probar los alimentos que no están incorporados en su alimentación. Cuando esto se produce, es importante continuar ofreciéndole el alimento en otras ocasiones. Está comprobado que después del décimo intento, comienzan a comerlo sin problema. No hay que desanimarse.
Recuerda: Comienzo Sano, Vida Sana.
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