¿Quién dijo que la fruta no era postre?
En la vida actual son pocos los niños que tienen una alimentación saludable y que disfrutan comiendo frutas y verduras, pero éste es un hábito y, como tal, depende de la educación que la hayan dado sus padres al respecto.
No es difícil encantar a los niños con el consumo de frutas y verduras, pero es importante ser constante y empezar temprano, idealmente desde los primeros meses en que el bebé empieza a probar alimentos ¿Los beneficios de insistir? Muchos, desde la prevención de la obesidad hasta el importante aporte de nutrientes y vitaminas presentes en las frutas, sin olvidar que además constituyen una alternativa fácil y entretenida para el postre. Además permiten que el bebé vaya familiarizándose con distintos sabores desde que es pequeño: manzanas, plátanos, duraznos, peras, y la lista sigue.
¿Cómo empezar?
Empezar dando fruta cocida molida, o colados. Es importante que no se le adicione azúcar a la fruta, pues la fruta contiene naturalmente un sabor dulce que le agradará a tu bebé. Además, es importante retrasar lo más posible la incorporación del azúcar, para no acostumbrar a tu bebé al sabor dulce.
De a poco ir probando sabores más complejos. Se sugiere partir con manzana y pera, para luego ir incorporando otros sabores.
La fruta primero se servirá molida, luego picada o rallada, y a partir del año el niño deberá ir incorporándose paulatinamente a la alimentación del hogar.
Incorporar el consumo de 5 de frutas y verduras al día, preferiblemente de diferentes colores, propuesto por la Organización Mundial de la Salud es una forma de asegurar un aporte variado de vitaminas y minerales.
Desde el año en adelante, trata de presentar la fruta de manera atractiva, preparando postres entretenidos con los niños o simplemente explicándoles los beneficios de comer frutas.
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