Tengo diabetes gestacional
"Han descubierto que tengo diabetes gestacional. Estoy bajo tratamiento y vigilancia, según lo que mi médico me explicó. ¿Qué puedo hacer en cuanto a mi alimentación?".
Una situación que hay que tomar en serio
Como resultado de un examen de laboratorio que se te hizo entre la 24ª y 28ª semanas de embarazo, tu médico descubrió que tienes diabetes gestacional. De hecho, tienes la glicemia elevada en ayunas porque la cantidad de insulina que produce tu páncreas no es suficiente para regular los niveles de azúcar en tu sangre. Esto se presenta en 3 a 6% de las mujeres embarazadas.
Tu médico lo toma muy en serio porque si bien este tipo de diabetes generalmente desaparece después del parto, puede tener consecuencias para el bebé. Si la diabetes gestacional no es controlada, el bebé puede llegar a tener un peso excesivo (más de 4 kg), lo que puede provocar complicaciones durante el parto. El sistema nervioso del bebé también puede verse afectado porque puede ocurrir sufrimiento fetal, debido a una mala oxigenación y retraso en la maduración de los pulmones. Pero no hay que alarmarse, tu médico te ayudará a evitar estos peligros.
¿A qué se debe la diabetes gestacional?
La diabetes gestacional puede aparecer si tu sobrepeso es excesivo y consumes muchos azúcares simples (azúcar, bombones, chocolates, pasteles, bebidas azucaradas). La edad constituye otro factor de riesgo, así como también la etnia, el IMC (Índice de Masa Corporal) antes del embarazo y la existencia de antecedentes familiares de diabetes. Por lo tanto, la recomendación que hará tu médico será esencialmente adaptar la cantidad de los distintos tipos de alimentos consumidos, evitando los alimentos ricos en azúcares simples.
También es posible que debas ingerir suplementos de calcio, hierro y vitaminas, recetados por el médico para cerciorarse de que recibas los micronutrientes necesarios para el buen desarrollo del bebé. En lo esencial se te aconsejará una alimentación balanceada, variada y fraccionada en el día.
Medidas concretas
Lo primordial para evitar aumentos de la glicemia que tienen efectos negativos para el bebé, es distribuir tu alimentación en 3 comidas balanceadas (desayuno, comida y cena) y 2 colaciones al día, con regularidad y en cantidad uniforme día tras día. No pases por alto alguna comida, sal a pasear y camina a un ritmo firme si tu médico te lo autoriza. Media hora diaria de ejercicio suave es suficiente para ayudar a la utilización de glucosa por tus músculos, lo cual contribuye a aumentar la eficiencia de la insulina.
Probablemente, el médico te orientará para que consultes a una nutricionista, quien en este caso en especial te podrá dar los siguientes consejos:
1. 3 comidas y 2 colaciones diarias
2. Escoge bien el tipo de hidratos de carbono: poco o nada de azúcares simples, en conjunto con una alimentación que incorpore hidratos de carbono complejos (ver la ficha “Los hidratos de carbono”) en forma de cereales (tallarines, arroz, papas, legumbres secas) y/o pan integral.
3. Consume fibra con el propósito de regular la absorción de los hidratos de carbono y las grasas: las verduras y las frutas deberán estar presentes en todas tus comidas. Piensa en las verduras congeladas, que te pueden simplificar la vida. Los tallarines con verduras constituyen una combinación ideal, evitando el empleo de salsas grasas. Asimismo, las legumbres secas contienen hidratos de carbono y fibra.
4. Incluye una fuente de proteínas, como leche o productos lácteos en cada comida, de tal manera que la disminución de la ración de calorías, si fuera necesaria, no se asocie con carencias para el bebé.
5. Ten especial cuidado con los alimentos ricos en grasas: frituras y preparaciones empanizadas, carnes grasas y otros alimentos altos en grasas como cecinas (embutidos), quesos maduros, pasteles.
La consulta a la nutricionista te permitirá asimismo conocer las equivalencias entre los alimentos para que mantengas (o descubras) el placer de la variedad y no te sientas amarrada a una dieta fija. Podrás disponer este sistema mediante menús tipo que elaborará contigo en función de tus costumbres, gustos y nivel de actividad física.
Un asunto de peso
Tu médico vigilará tu aumento de peso, necesario para un crecimiento adecuado del bebé. Considerará tus reservas, cumpliendo también con su papel de protector contra una pérdida de peso excesiva.
No te preocupes, estás en buenas manos: solo se trata de emplear las herramientas de la nutrición que harán que la diabetes no genere consecuencias negativas para el bebé.
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